13 de abril de 2010

Comentario Mínimo a "Una Lectura Antropológica de Memorias del Subsuelo"

ARTÍCULO: Una Lectura Antropológica de Memorias del Subsuelo.
AUTOR: JOAN B. LINARES CHOVER. UNIVERSIDAD DE VALENCIA.

REVISTA THÉMATA - REVISTA DE FILOSOFÍA. No 89 - 2007.
PÁGINAS: 443-450. EN VERSIÓN DIGITAL.
PDF- LINK:
http://institucional.us.es/revistas/revistas/themata/pdf/39/art58.pdf




"¿Cuál es la forma literaria,el modo de escritura, la poética adecuada para captar y representar lo que somos y vivimos los humanos en “tiempos modernos”? ¿Qué recursos estratégicos, qué modulaciones retóricas, qué tipo de ficciones lo permiten mostrar? ¿Qué discurso lo expresará con suficiencia y veracidad? ¿Cómo se alcanzan nuevos contenidos filosófico-antropológicos, cohesionando tramas y pensamientos? ¿Por qué hoy nos resultan insuficientes los contes philosophiques de los ilustrados, y hasta los relatos de Kierkegaard o el Zaratustra de Nietzsche nos saben a decimonónico? ¿Y por qué diálogos póstumos de Diderot, o las dramáticas novelas de Dostoievski nos siguen
obligando a pensar?"
JOAN B. LINARES CHOVER


Este texto de la revista Thémata considera como tema principal de Dostoievski las problemáticas sobre el hombre, el qué, quién y el destino del hombre. Sostiene pues que en Dostoeivski hay una profunda reflexión sobre el hombre que echa o pone en duda las doctrinas y concepciones que van desde el cristianismo, el renacimiento y la ilustración, en donde se idealiza el carácter bueno y bondadoso del hombre.

El autor sostiene que los textos de Dostoievski tienen un profundo contenido antropológico, aunque para caracterizarlo mejor debemos decir que tienen, como en el caso de las Memorias del Subsuelo, un halo de estudio de antropología filosófica.

Para la investigación de la particularidad del contenido antropológico en la obra las Memorías del Subsuelo, trae como medio de acercamiento el considerar la forma artística de la obra, que recuerda más a una rara música como lo señala Nietzsche en uno de sus textos y que tiempo después Bajtin va a plasmar al considerar las obras de Dostoievski como novelas polifónicas.

Por medio de ese análiss recuerda el carácter dialógico de Memorias del Subsuelo. Esto es que si bien se presenta como un monólogo, el hombre del subsuelo siempre esta dialogando consigo mismo o tiene en cuenta en su mismo discurso a un otro con el que se configura su pensamiento y con quien se valida o se juzga su comportamiento, los cuales, ambos, pensamiento y comportamiento, son presentados en su mezcla y unión, como escenificación de una vida en crisis.

FRAGMENTOS


"N. Berdiaeff dictó en 1920-1921 un curso que luego recogió en forma de libro, titulado El credo de Dostoievski, en el que afirmaba que L. Chestov se había equivocado al considerar al escritor ruso como un psicólogo del “hombre del subsuelo”,1 porque esa innovadora psicología subterránea sólo era un momento preliminar de la tarea propiamente dicha del novelista, a saber, la de un pneumatólogo,2 y, sobre todo, la de un genuino antropólogo.3 A los ojos de aquel pensador “la aparición de Dostoievski es un gran acontecimiento para la antropología,”4 pues al estudiar al ser humano en momentos de profunda crisis, el escritor se aleja de la imagen del hombre que nos ha sido transmitida por la tradición cristiana, sea la de los Santos Padres o la del humanismo renacentista, y su antropología se sitúa en una etapa histórica posterior, en la que el ser humano ya ha hecho experiencia radical de su libertad y del desdoblamiento de la personalidad. “Las obras de Dostoievski significan no sólo la crisis, sino el fracaso y condenación del humanismo. En tal aspecto puede colocarse su nombre al lado del de Nietzsche. Después de Dostoievski ya no es posible un retorno hacia el viejo humanismo racionalista, que ha sido superado.”5 Con él “se inicia un cambio radical en la apreciación del problema del hombre.” Percibe una nueva dimensión, en la que descubre principios irracionales, inconscientes, malignos, demoníacos y hasta absurdos e inhumanos, los cuales destruyen la aparente verdad de las antropologías humanistas. El humanismo, sea de orientación cristiana, racionalista, idealista, empirista-liberal, materialista, positivista o socialista, no llega a esas profundidades, supone demasiada bondad y magnanimidad en el hombre, demasiada racionalidad. Para Dostoievski, por el contrario, la vida es más trágica y contradictoria de lo que todos esos humanismos han creído. De ahí que después de asumir su desconcertante y desenmascarador legado sólo quepa afirmar el realismo trágico." 443-444.

"I.-En una carta a Turguenev del 23 de diciembre de 1863, en pleno trabajo de composición de las Memorias del subsuelo, Dostoeivski escribió:
“En mi opinión... [la música] es el mismo lenguaje [que la literatura] pero expresa lo que la conciencia aún no ha captado (no el razonamiento, sino toda la gama de la conciencia; así, este lenguaje aporta un positivo beneficio, pero nuestros utilitaristas no lo comprenden); aquellos, entre nosotros, que aman la música, en cambio, no la abandonan y continúan tocándola.”14
Muchas cosas están comprimidas en estas líneas. Hay una comparación de la música con la literatura. Un escritor, en carta a otro escritor, hablándole de los problemas de la literatura que ambos han de elaborar para que su publicación en revistas y libros cumpla la idónea función que debe cumplir, utiliza la música como analogía pertinente para esclarecer su trabajo, su dedicación a la escritura. La música, al igual que la literatura, es un lenguaje; sin embargo, no utiliza palabras para expresarse, sino sonidos, melodías, vibraciones sonoras procedentes de voces e instrumentos. Con ese peculiar lenguaje, la música es capaz de expresar lo que la conciencia racional, es decir, la conciencia argumentativa, ni tiene posibilidades de formular, ni dispone de medios adecuados para captar con la misma rapidez e intensidad, a saber, aquellas partes, estratos o dimensiones de la conciencia, aquella gama de colores, reverberaciones y matices de la psique (o del todo integral de la persona, del ser humano en su totalidad) que no son reducibles a enunciación verbal, a argumentación, a juicios de un bien trabado silogismo. Esta capacidad expresiva de aspectos más sutiles, escurridizos e inefables de la personalidad, esta rapidez en hacerse cargo de lo que tan sólo está insinuado, o sugerido, o connotado, es positiva, valiosa, admirable. La música, por tanto, es una aportación que aumenta lo que los humanos exteriorizamos de nosotros mismos y lo que percibimos de nuestra compleja realidad: emociones, sentimientos, ilusiones, sueños, dramas íntimos y fugaces. Pero como ese beneficio parece impalpable, inmaterial, superfluo o secundario, como es de muy difícil identificación, cuantificación y clasificación, como resulta poco propenso a generalidades y uniformizaciones, los utilitaristas, con su proverbial optimismo y su confiado racionalismo, no lo comprenden, lo menosprecian, ni siquiera reparan en él. Por eso lo subvaloran como dimensión artística a cultivar. En una sociedad dirigida por ellos, quizá hasta eliminasen la música propiamente dicha, a no ser en la degradada medida en que sirviera para desfiles militares, o para bailes nupciales, o para aumentar la producción, las ventas y el consumo en forma de sonsonete ambiental omnipresente. Pero los amantes de la música, no obstante, la necesitan para sentirse plenamente vivos, y por ello la siguen componiendo y estudiando, la siguen interpretando y escuchando. En consecuencia, aquellos escritores que estiman la música y se dejan aleccionar por ella escribirán también de manera no burdamente utilitarista, esto es, no temerán presentar la realidad, toda la realidad humana, con sus timbres y tonos diversos, sus ritmos y disonancias, sus emotivas melodías y sus ácidas y a veces violentas contraposiciones de voces y contrapuntos... aunque parezcan pasajeras afecciones del alma, quimeras, fantasías, recuerdos obsesivos, histerias o ataques de nervios. El “realismo” del escritor enamorado de la música, por tanto, se diferenciará claramente del que conciba aquel que desestime lo melómano; entre ambos habrá disparidad formal, una poética distinta, otros modos de escritura. Bastará con observar la manera de escribir de cada cual para saber si una obra literaria ha surgido del amor a la música, o de su negación y desprecio." pag. 445-446

"La construcción formal de la novela (Memorias del Subsuelo) replantea muchas cuestiones: ¿Qué significa, pensando a fondo, que existimos dialogando, coexistiendo, interactuando, tanto con nostros mismos como con los demás? ¿Acaso el solipsismo gnoseológico de la Modernidad se muestra como una falacia porque somos un "drama en personas" y no una mónada sorda?" Themata pag. 448

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